Con ganas de ponerme santa y dejar las cadenas del vicio a un lado. Con ganas de usar arito de perla y dormirme temprano todos los días, sin antes rezar por supuesto. Con ganas de ser casera y vestirme tradicional, colores pasteles y preocuparme de cosas del hogar tomando el tesito de la tarde en el confort del hogar. Ya no andar jamás en colectivo ni en micro, solo en el confort de mi auto calefaccionado.